REZO PARA DESPUÉS DE LA LECTURA DEL
TIKKÚN HAKKELALÍ
Este rezo fue escrito por Rabbí
Natán Z´L discípulo directo de Rabbí Najmán de Breslóv.
Canto al Todopoderoso con mi vida,
alabo a Di-s con mi ser. Sean mis palabras dulces y de Su agrado, pues soy feliz
junto al Creador: Alabo a Di-s con el violín y con el arpa de diez cuerdas Lo
elogio: ¡Oh! Di-s Todopoderoso, un nuevo cántico compongo para Ti, y con el
arpa de diez cuerdas Te lo recito. Con el arpa de diez cuerdas y con la lira, y
con un pensamiento acompañado con el violín. Pues Tú me has hecho feliz, con Tu
creación, con Tu obra. Te glorificaré por Tu gran labor.
¡Rey del Universo! ¡Soberano de todo
lo existente! ¡Creador de todas las almas! ¡Supremo de todas las criaturas! Tú
que escogiste la canción de la alabanza, Te pido que con Tu gran compasión y Tu
enorme benevolencia, me favorezcas y me concedas gracia, para que tenga el
mérito de lograr despertar, extraer y revelar las diez clases de melodías con
las cuales fue compuesto el libro de los Salmos.
Te imploro por el mérito de estos
diez capítulos de Tehil´lím que pronuncié ante Ti, los cuales representan esos
diez tipos de cánticos que constituyen el libro de Tehil´lím que son: 1.Ashré
(Bienaventurado, Feliz), 2. Berajá (Bendición), 3. Maskíl (Poesía de Inteligencia),
4. Nitztzuaj [Lamnatztzéaj] (Canción de Triunfo), 5. Shír (Canción Poética), 6.
Niggún [Neguinót] (Canción Melódica), 7. Mizmór (Alabanza), 8. Tefil´lá (Oración
e Introspección), 9. Hodaá (Agradecimiento) y 10. Haleluiá (Alabanza), y por el
mérito de los capítulos, y por el mérito de los versículos, y por el mérito de
las palabras, las letras, las vocales, las entonaciones y los Nombres Divinos
que están insinuados en las siglas compuestas por las iniciales y por las
letras finales, y por el mérito del Rey David junto con los diez Tzaddikím que
compusieron el libro de Tehil´lím, y por el mérito del Tzaddík, Cimiento del
mundo, Manantial que fluye, Fuente de sabiduría y alegría, Rabbí Najmán, hijo de
Simjá y de Fegue, que su mérito nos proteja, quien reveló estos diez capítulos
de Tehil´lím y estableció decirlos para rectificar el Berít (Pacto), y por el
mérito de todos los verdaderos Tzaddikím, favoréceme y otórgame gracia con Tu
inmensa piedad, para que tenga el privilegio de liberar todas mis gotas de kerí
(semen) que fueron desperdiciadas, tanto si ello sucedió por descuido o en
forma intencional, queriendo o sin querer. (Si le sucedió la noche anterior
debe decir: y en especial las gotas que salieron de mí anoche). Dame el mérito,
gracias a Tu abundante misericordia, a Tu inmensa compasión y a Tu
extraordinario poder, para poder quitarlas de las Kelippót y de las fuerzas
malignas y de todos los lugares donde cayeron y fueron dispersadas y arrojadas.
Que nada quede esparcido y arrojado ante Ti. Elimina, destruye y aniquila todas
las Kelippót, todas las fuerzas diabólicas y todos los espíritus malignos que
fueron producidos, creados y formados por la emisión desperdiciada. Quítales su
fuerza vital. Suspende su capacidad de vida y anula las chispas de santidad que
absorbieron.
¡Rey del Universo! ¡Di-s Eterno y
Existente! ¡Fuerza de toda la existencia! Tú que estás lleno de Misericordia y
que juzgas siempre a todo el mundo con gracia y favor, Quien desea la bondad y
hace el bien en abundancia.
¡Mi Padre, mi Creador! ¡Mi Redentor,
mi Salvador! Yo sé, Di-s mío, yo sé, que yo soy el responsable y sé que he
transgredido e incluso si lo ocurrido tuvo lugar inesperadamente, esto se debió
al hecho de que no cuidé mis pensamientos. Los malos pensamientos y fantasías
que tuve durante el día causaron que me impurificara durante la noche y debido
a ello provoqué un daño espiritual y arruiné lo que arruiné y causé un terrible
perjuicio. ¡Ah, ah de mi alma! ¡Ah de mi alma, porque me he hecho un daño! ¿Qué
puedo decir? ¿Cómo me puedo justificar? ¿Cómo puedo explicar lo sucedido? ¿Cómo
puedo lamentarme? Di-s ha descubierto mi pecado. Aquí estoy frente a Ti lleno
de culpa. Estoy delante de Ti lleno de vergüenza y humillación, invadido de
suciedad e inmundicia, plagado de abominaciones. No hay palabras en este mundo
que puedan expresar la gran pena que me aflige. Mi amargura y mi tormento los
siento hondamente dentro de mi alma.
¡Di-s, Padre en el Cielo, estoy tan
apenado! ¡Soberano del Universo, escucha mi suspiro y mi lamentación! ¡Mi alma
está tan afligida que no sé cómo puedo continuar viviendo! El dolor llega hasta
las alturas celestiales. Desprecio mi vida. ¿Para qué vivir una vida así? Una
vida tan amarga, más amarga que la muerte. ¡Alma mía, has bebido una taza llena
de veneno!
¡Rey del Universo! Tú conoces
perfectamente la magnitud e intensidad del tremendo daño, y el enorme perjuicio
que se ha producido en todos los mundos debido a lo ocurrido. Y ahora, ¿cómo
puedo remediar lo sucedido, y cuánto puede una persona simple como yo
rectificar lo que ha perjudicado? Pero, a pesar de todo, yo sé y creo con plena
fe que no existe en el mundo la desesperanza. Por eso no me desanimo y sigo
teniendo fe y plena confianza en Di-s. No pierdo mi fe puesto que Su gran
bondad es imperecedera y Su compasión es eterna.
Por eso, vengo ante Ti, oh Señor,
Di-s mío y Di-s de mis padres, Di-s de Avrahám, Di-s de Itzják y Di-s de Iaäkóv;
Di-s de todos los verdaderos Tzaddikím y de los genuinos piadosos de Israel;
Di-s de todo el Pueblo de Israel, Di-s de los antecesores y Di-s de las
generaciones siguientes. Ten compasión de mí y ayúdame a seguir Tus leyes y a
cumplir Tus estatutos. Ayúdame a subordinar mis tendencias y deseos. Ahuyenta
el Ietzer HaRá (instinto del mal) y elimínalo de mí ahora y para siempre. Te
suplico que desde ahora en adelante me protejas y me resguardes de todo tipo de
malos pensamientos y de fantasías impuras, que me rescates de todo tipo de
visiones impropias y que me apartes de todo tipo de conversaciones indebidas.
Desde ahora en adelante, cuídame y protégeme de todo aquello que pueda
incitarme a quebrantar la santidad del Berít, ya sea con el pensamiento, con
las palabras o con las acciones. Te pido que estés siempre junto a mí para
protegerme y salvarme, desde ahora y para siempre, y que no vuelva a tener una
emisión ni de día ni de noche.
¡Oh, Padre, oh, Rey, oh Di-s Mío,
Que existes y vives, Soberano Redentor! Ante Ti elevo mis manos implorando que
me rescates. Sálvame, libérame. Libera a todos aquellos que han sido destinados
a la muerte. Socórreme a mí que me siento tan culpable y tan perseguido.
Rescátame de las profundidades de la perdición. Dame esperanza para que no
perezca. ¿Qué beneficio hay de que mi sangre sea derramada? ¿Acaso el polvo Te
alabará o acaso revelará Tu verdad? Elevo mis ojos al cielo, oh Di-s, me siento
oprimido y vulnerable. Protégeme, cuídame; no dejes que los malvados me
humillen. No tengo fuerzas y mi único recurso está en mi boca. No tengo hacia
dónde huir ni dónde encontrar un refugio fuera de Ti. Por eso acudo a Tu
suprema benevolencia, a Tu gran misericordia, a Tu verdadera compasión y a Tu
gracia eterna y a la eficacia del mérito de los verdaderos Tzaddikím que han
guardado el Berít en su total pureza. Sólo en Ti y en ellos confío; en su
mérito y en su poder pongo mi esperanza para que Tú no abandones mi alma en la
sepultura, puesto que Tú no dejas que los piadosos vean la destrucción.
¡Oh Di-s Todopoderoso! libérame,
perdóname, mira la gran desdicha en la que me encuentro. Un abismo llama al
otro al estruendo de Tus canales. Me siento turbado y sacudido como si
estuviera en medio del tormentoso mar. Como si Tus olas y tormentas me hubiesen
arrasado en la turbulencia. Mis enemigos, sin motivo alguno, me han capturado
como a un pájaro. Ellos han cerrado mi vida dentro de una fosa, poniéndome una
roca encima. Las aguas arrasan sobre mi cabeza, y siento que ha llegado mi fin.
Grito Tu Nombre, oh Di-s, desde las profundidades de la fosa. Oh Di-s, desde las
profundidades del abismo Te imploro.
¡Rey del Universo! ¡Soberano del
Mundo! Di-s Misericordioso, Lleno de bondad incondicional. Lleno de gracia y
favor. Lleno de bondad y compasión. Lleno de todo lo bueno. Lleno de voluntad.
Me propuse invocarte siempre y solicitar Tu ayuda, y ahora estoy cumpliendo con
mi cometido. Te imploro desde este lugar bajo y vergonzoso, desde este lugar
indeseado e indigno. Desde las profundidades de mi ser acudo a Ti. Desde el fondo
del abismo Te llamo. ¡Oh Di-s, en mi angustia respóndeme! Y si hemos descendido
a tal grado, debido a nuestros muchos pecados y al bajo nivel de nuestra
generación, ya que hemos caído a niveles tan bajos a los cuales el Pueblo de
Israel nunca antes había llegado, como está escrito: “Y descendió tanto que no hay
nada que la pueda ayudar”. A pesar de ello, de ninguna manera perdemos la
esperanza, puesto que Tú prometiste que nos redimirías y nos levantarías de
nuestra caída; Tú afirmaste que nos ibas a sacar de las profundidades del mar,
como dice el versículo: “Dijo Di-s, te voy a traer de vuelta de Bashán, te sacaré
de las profundidades del mar”. Y está escrito: “Incluso cuando estén en las
tierras de sus enemigos, no los condenaré ni los eliminaré ni quebrantaré Mi
pacto con ellos, porque Yo soy el Todopoderoso su Di-s”.
¡Rey del Universo! Abre Tu boca a un
mudo como yo y mándame las palabras adecuadas desde Tu sagrado dominio en el
Cielo. Mándame palabras con las cuales pueda vencerte y convencerte de hallar
gracia ante Tus ojos y conciliarte, para que con Tu gran misericordia y Tu
enorme bondad aceptes estos diez capítulos de Tehil´lím que he leído ante Ti,
como si los hubiera dicho el propio rey David. Y a pesar de que yo no sé
enfocar el pensamiento adecuado, ni entiendo la profundidad de los sentidos
cabalísticos que están contenidos en las palabras de los diez capítulos de
Tehil´lím, Te pido que sea Tu voluntad, oh Di-s Todopoderoso, Di-s mío y Di-s
de nuestros padres, que mi recitación de los Tehil´lím sea considerada ante Ti
como si hubiera entendido su profundidad y hubiera tenido toda la intención
requerida y hubiera fijado mi pensamiento en los sentidos ocultos y secretos
implícitos en ellos. ¡Que mis palabras encuentren favor ante Ti, Soberano del
Mundo!
Vierto en Ti mi aflicción y me uno a
todos los verdaderos Tzaddikím de nuestra generación, y a todos los verdaderos
Tzaddikím que están enterrados en la tierra, especialmente al Tzaddík, Cimiento
del mundo, Manantial que fluye, Fuente de sabiduría, Rabbí Najmán hijo de Simjá
y de Fégue, que su mérito nos proteja, por cuyo dictamen recité estos diez
capítulos de Tehil´lím. Por el poder de su mérito espero tener el privilegio de
despertar, extraer y revelar los diez tipos de cánticos que constituyen el
libro de Tehil´lím, que están compuestos por el cántico simple, el doble, el
triple y el cuádruple, las cuales están contenidos en Tu gran y santo Nombre.
Que por el poder de las letras que forman dos de Tus santos Nombres É´L y
ELO-HÍM, que son אל אלהים Álef-Lamed y Álef-Lamed-Hé-Iúd-Mem que suman
el valor de 485, que equivale al valor numérico de la palabra Tehil´lím, yo
tenga el mérito de sacar del vientre de la kelippá todas las gotas de mi
emisión desperdiciada que fueron consumidas por ella. Porque la guematria de
Lilít (de la Kelippá) junto con las 5 letras
suma 485, ya que la kelippá es la contraparte impura de los santos Tehil´lím,
cuyo valor numérico es también 485.
Que por el mérito de los diez
capítulos de Tehil´lím se despierten los dos Nombres santos É´L y ELO-HÍM y
aniquilen, quiebren y sometan, anulen, destruyan y extirpen a esa kelippá que
devoró mi emisión. Oblígala a expulsar todas las gotas santas de su vientre y
de sus entrañas. Borra del mundo su nombre y su memoria. Cumple el versículo: “El
ingirió fuerza pero la expulsará. Di-s se lo sacará de su vientre”. Aniquila
todas las Kelippót que fueron creadas por la emisión. Suspende toda la sagrada
fuerza vital que existe en ellas. Expulsa todas las partículas de santidad que
fueron absorbidas por ellas debido a mi pecado y devuélvelas a la santidad.
Haznos merecedores de someternos
permanentemente a tu soberanía con amor, deseo e interés y que tengamos el
privilegio de dedicar toda nuestra vida al estudio de Torá, al rezo y a
realizar actos buenos con fidelidad y sinceridad, de manera que tengamos el mérito
de crear cuerpos y recipientes sagrados para todas las almas que quedaron
desnudas y que fueron creadas por nuestros numerosos pecados, debido al daño
que hemos cometido por el desperdicio de gotas de semen que se han derramado.
¡Rey del Universo! ¡De gran poder y
abundante fuerza! Con Tu abundante misericordia, haz lo que debes hacer para
que tengamos el mérito de rectificar el daño causado al Berít y a nuestro sentido
y a nuestro pensamiento, tanto si fue cometido en forma intencional o
accidental, consciente o inconsciente.
Oh, Di-s Indulgente y Comprensivo, ¡perdóname!
Absuelve mi pecado. Tú estás lleno de tolerancia y afecto. Danos el mérito de
rectificar completamente todo lo que hemos dañado en nuestras vidas, por el
mérito de los sagrados Tzaddikím que están enterrados en la tierra. (Si está en
la tumba de Rabbí Najmán añade: “y por el mérito del Tzaddík, Cimiento del
mundo, Manantial que fluye, Fuente de sabiduría, Rabbí Najmán, hijo de Simjá y
de Fégue, que su mérito nos proteja”. Di-s mío, he pasado un arduo viaje hasta
llegar a este sagrado lugar para rezar frente a la tumba de este verdadero y
santo Tzaddík, que prometió en su santa vida defendernos y respaldarnos siempre
que viniéramos a visitarlo en su tumba, diéramos unas monedas para caridad en
su nombre y recitáramos estos diez capítulos de los Salmos. Yo estoy cumpliendo
con mi obligación, ahora Te pido que Tú cumplas con Tu promesa).
Perdóname por todas las faltas,
pecados y transgresiones que cometí con todos los 248 miembros y con todos los
365 tendones y ligamentos de mi cuerpo, ya sea por medio del pensamiento o del
habla, además de lo que hice con mis cinco sentidos y con toda la energía de mi
cuerpo, y en especial todo lo que he transgredido ante Ti con respecto al Berít,
que incluye a toda la Torá. He hecho lo que es incorrecto ante Tus ojos, desde
mi juventud hasta el día de hoy. Perdóname por todo, oh Di-s Misericordioso.
Completa de nuevo todos Tus santos Nombres que dañé. Límpiame completamente de
mis transgresiones y lávame de mis pecados y con una rama de hisopo purifícame.
Lávame y reluciré más que la nieve. Hazme oír y sentir dicha y felicidad. Que
mis huesos que quebrantados se alegren. Oculta Tu rostro de mis faltas y borra
todos mis pecados. Borra mis transgresiones por Tu bien, como está escrito: “Yo,
Yo Mismo borro tus pecados por mi bien y tus transgresiones no recordare”.
Compadécete de mí y ayúdame siempre
por el mérito y la fuerza de los verdaderos Tzaddikím. Cuídame, protégeme y
dame fuerzas para sobreponerme a mi instinto del mal y para que someta y
doblegue mis malos deseos. De esta manera no volveré a pecar ni haré lo que es
incorrecto ante Tus ojos y no volveré a actuar en forma indebida. Y si he
actuado imprudentemente en el pasado, no lo volveré a hacer nunca más, puesto
que Tú nos has prometido que también a esto ayuda el rezo y la súplica, incluso
para que nos salvemos en el futuro de la fuerza e inclinación al mal, gracias a
Tu gran y verdadera misericordia. (Si está en la tumba de Rabbí Najmán en Umán
agrega. Especialmente en este lugar santo. Ayúdame por el mérito del Tzaddík
enterrado aquí.).
Ten compasión de mí y dame poder y
fuerza para poder siempre dominar mi Ietzer HaRá (mi instinto negativo), hasta
que logre gracias a Tu misericordia expulsarlo, abolirlo y anularlo de mi ser
del todo, desde ahora y para siempre. Porque mi días han estado llenos de
agonía y mis años de lamentos. Por mis pecados mi fuerza se ha debilitado y mis
huesos se han quebrantado, hasta tal punto que se me ha agotado la capacidad de
resistencia. Ten compasión de mí, Padre mío, Padre Misericordioso. Ten piedad
de mí, Tú que atiendes la plegaria. Se tolerante y comprensivo conmigo Tú que
escuchas los clamores y los gritos. Ten clemencia de mí, Tu que percibes los
gemidos y los lamentos. ¡Sálvame, ayúdame, libérame, protégeme! No dejes verter
mi sangre en la tierra delante de Ti.
No permitas que mi alma descienda al
abismo. No dejes caer mi sangre sobre la tierra, oh Di-s Todopoderoso. Mi
Protector. Haz que mi lengua aclame Tu justicia. Ten piedad de mí con Tu
ilimitada misericordia y con Tu abundante generosidad. Que se despierten Tu comprensión
y Tu benevolencia por un alma desafortunada y perseguida como la mía, por
alguien sucio y repugnante como yo, por alguien sin juicio y sin sentido como
yo. Porque mis ojos se elevan únicamente hacia Ti y mi alma implora sólo por
Ti. Por favor, oh Di-s, socórreme, auxíliame. Por favor, ten piedad y
misericordia de mí y ayúdame para que me arrepienta completamente y
sinceramente ante Ti con todo el corazón. Dame el mérito de vivir desde ahora y
para siempre de acuerdo con Tu voluntad. Dame vida de acuerdo con Tu bondad y
cumpliré con los testimonios de Tu boca. “Crea en mí un corazón puro y
renuévame con un espíritu íntegro y recto”.
Por eso, oh Di-s Todopoderoso,
nuestro Di-s y Di-s de nuestros padres, Soberano de la alegría y la felicidad,
ante Quien no existe la tristeza de ninguna forma, como está escrito: “Gloria y
esplendor están ante Él, poderío y regocijo se encuentran en Su lugar”.
Di-s Misericordioso, que sea Tu
voluntad que con Tu ayuda esté siempre alegre, ya que Tú que alegras a aquellos
con almas decaídas; alegra mi abatido espíritu lleno de miseria, fatigado,
sediento y hambriento de Tu presencia. Aleja de mí la pena y la amargura.
Reanima el espíritu de Tu servidor, pues por Ti, Di-s, se eleva mi alma. Enséñame
el camino de la vida. Lléname de complacencia y de verdadera alegría. El placer
y la felicidad perpetua están en Tu derecha. Devuélveme la alegría de gozar de
Tu salvación y fortaléceme con un espíritu generoso. Purifica mi corazón para
servirte sinceramente. “Anímate, mi gloria, despierta el arpa y la lira,
anticiparé al alba. Hazme digno de las diez clases de cánticos sagrados, que
tienen el poder de derrotar y restaurar y corregir el daño cometido al Berít (el
sagrado Pacto), como está escrito: “Voy a bendecir a Di-s, Quien me aconseja y
guía, también durante la noche, mis riñones me instruyen”. Un salmo de David, Maskíl.
“Feliz es aquel cuyo pecado ha sido perdonado y cuya transgresión ha sido
absuelta”. “La casa y la riqueza se hereda de los padres, pero una mujer
prudente es de Di-s”. “De día Di-s comanda que su Bondad se revele y de noche
Su canción está conmigo. Una plegaria al Di-s de mi vida”. “Salmo de David al
director de los canticos Mijtám. No destruyas, cuando Saúl envió a vigilar su
casa para matarlo”. “Recordaré mis cantos por la noche, medito en mi corazón y
mi espíritu diligentemente inquiere”. “¿Acaso se puede comer una comida sin
sabor ni sal? ¿Tiene algún gusto el jugo de las malvas?”. “No sea que les des
Tu gloria a otros y tus años, a los crueles”. No dijo: “¿Dónde está mi Di-s, mi
Creador, que nos entonas canciones en la noche?”. “La gracia es un engaño y la
belleza es vana, la mujer que Le teme a Di-s ha de ser alabada”. Y está dicho:
“¡Aleluiá!” Que los ángeles más cercanos a Su glorioso Trono alaben a Di-s
Todopoderoso. Que los Cielos y los Mundos alaben Su firme y poderoso reinado.
Que los seres de este mundo alaben Su gran heroísmo. Y que Su Pueblo de Israel,
que vio Sus milagros y conocen su bondad alaben Su intensidad y Su grandiosa fuerza.
Alábenlo tocando el shofár. Alábenlo con el arpa y el violín. Alábenlo con
tambores y la lira. Alábenlo con el órgano e instrumentos de cuerda. Alábenlo
con trompetas e instrumentos de percusión. Todos los seres que poseen alma y sabiduría
alaben a Di-s, Aleluyá.
¡Rey del Universo! Haz sonar el gran
shofár por nuestra redención e iza la bandera para convocar a nuestros
exiliados. Acerca a aquéllos de nosotros que están esparcidos entre las
naciones y reúne a los más alejados que se encuentran en los confines de la
tierra. Agrupa a nuestros marginados desde los cuatro rincones del globo y
trasládalos a nuestra tierra. Cumple en nosotros el versículo que dice: “Di-s,
Todopoderoso, va a cambiar tu cautiverio mostrándote amor y te va a retornar y a
reunir desde todas las naciones donde el Señor tu Di-s te dispersó. Y si existe
alguien entre ustedes que está separado y alejado y se encuentra en lo más
apartado de los cielos, incluso desde allí el Señor tu Di-s lo sacará. Él te va
a traer a la Tierra que heredaron tus ancestros y tú la vas a heredar y te va a
beneficiar y te hará multiplicar incluso más que a tus antepasados”. Y está
dicho: “Di-s el Todopoderoso, Quien reúne a los exiliados de Israel, proclama:
“Yo los reuniré con aquellos que ya están reunidos. Y el Todopoderoso construirá
a Jerusalén y reunirá a los exiliados de Israel”.
Apresúrate a liberarnos. Tráenos al
justo Mashíaj. Reconstruye el santo y glorioso Templo, regrésanos con regocijo
a Sion y con alegría eterna a Tu ciudad Jerusalén, a la Casa de Tu Santuario,
como está escrito: Los redimidos de Di-s retornarán y vendrán a Sion con
alegría y eterna felicidad sobre sus cabezas. Van a sentir alegría y felicidad
y la tristeza y la angustia desaparecerán. Y está dicho: “Con alegría saldrán y
con paz serán traídos. Los cerros y las montañas irrumpirán con cantos delante
de ustedes y todos los árboles de los bosques aplaudirán. Y está dicho: “Pues
Di-s ha consolado a Sion, Él ha vivificado todos sus lugares desolados. Él ha
convertido sus desiertos en paraísos y sus tierras silvestres como el Jardín de
Di-s. Alegría y felicidad se encuentran en ella; se oyen agradecimiento y
cánticos”. “Regocíjense con Di-s y exáltense los Tzaddikím. Alégrense todos los
justos. Una luz está sembrada para los justos y alegría para los rectos.
Alégrense los Tzaddikím en Di-s y agradezcan a Su santo Nombre. Amén y Amén.
UN REZO ESPECIAL Y MUY PODEROSO DEL
UNIVERSO
¡Rey del Universo! Origen de los
orígenes. Causa de todas las causas. Tú eres Supremo. Tú estás por encima de todo
y no hay nada por sobre Ti. No hay pensamiento que pueda comprenderte. Ante Ti,
el silencio es una adulación, puesto que Tú eres exaltado por sobre todas las
bendiciones y alabanzas.
Te busco, Te solicito. Tú has cavado
un túnel seguro que desciende desde Ti y atraviesa todos los mundos, nivel tras
nivel, hasta el lugar donde me encuentro ahora, en la cadena de la existencia,
como Tú sabes. A través de ese trayecto irrádiame con Tu luz y ayúdame a
arrepentirme total y sinceramente ante Ti de acuerdo con Tu deseo y de acuerdo
con el camino elegido por todos los verdaderos Tzaddikím. Ayúdame para que
nunca tenga ningún pensamiento incorrecto en mi mente ni ninguna idea contraria
a Tu voluntad. Que siempre esté unido a Ti con pensamientos puros, claros y
santos para servirte sinceramente, buscando conocer Tu grandeza y estando cerca
de Tu Torá. Inclina mi corazón a Tus testimonios y dame un corazón puro para
servirte de verdad.
Sácame rápido y fácilmente de las
profundidades de la oscuridad hacia una gran luz, porque la salvación de Di-s es
como un abrir y cerrar de ojos y puede llegar en cualquier momento y puede
iluminar con la luz de la vida todos los días de mi existencia en la faz de la
tierra. Dame el mérito de renovar mi juventud y los días que pasaron en
oscuridad, para que vuelvan a la santidad y yo pueda irme de este mundo tal
como vine, sin pecados. Que tenga el mérito de contemplar la belleza de Di-s y
visitar su Santuario, donde todo declara Su Gloria. Amén. Séla.
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