LA LETRA ח JET

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LA LETRA ח JET   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra ח ‘Jet’ es la letra de חיים ‘Jaiim’ (“vida”), de la raíz ‘Jaiiá’, cuya letra más importante es ח ‘Jet’. En Jasidut hay 2 niveles de vida: “vida esencial” y “vida que vitaliza”. HaShem en sí mismo, como si fuera, está en el estado de “Vida Esencial”. Su poder creativo, que permea continuamente toda la realidad es “vida que vitaliza”. También en el alma del ‘Ben Israel’ (Hijo de Israel): la esencia de su raíz, por ser una con HaShem, posee el estado de “vida esencial”. Por el otro lado, el reflejo de la luz del alma que brilla abajo para dar vida al cuerpo, se experimenta físicamente a nivel de “vida que vitaliza”. Este segundo nivel, que es la vida como la conocemos en general, se manifiesta como una pulsación, el secreto de ‘Ratz vaShuv’ (“correr y retornar”).   De acuerdo con el Arí (Rabbí Itzjak Luria), la letra ח ‘Jet’ está construida combinando las 2 letras previas, ו ‘Vav’ y ז ‘Záin’, con una fina lín

KABBALÁH Y SEXUALIDAD SAGRADA - Parte 4


KABBALÁH Y SEXUALIDAD SAGRADA - Parte 4

La boda sagrada con la Shejiná y Su esposo es un ritual en el que se anticipa la esperanza de la redención. En ese momento, Su exilio es al menos temporalmente suspendido, y Ella disfruta una vez más, aunque sea brevemente, del abrazo divino de Su esposo.

Para el kabbalísta la Unión sexual es un acto divino en el que el hombre y la mujer desempeñan los papeles de la Shejiná y Su esposo, sólo que a nivel material. Por esta razón se tiene que tener mucho cuidado en el momento de escoger a su pareja siendo prohibida toda promiscuidad.

Esto explica que uno de los mandamientos prohiba el adulterio. Un hombre sólo debería tener una mujer, y una mujer, un solo hombre. Si su unión no es satisfactoria, deben separarse, pero nunca, bajo ningún pretexto, ser infiel el uno al otro. En la kabbaláh esto representa algo más que una norma moral. Es la observancia de una ley divina enraizada serenamente en el amor eterno que fluye entre los aspectos masculino y femenino de Di-s.

La Kabbaláh no sólo prohíbe la infidelidad, sino también todas las prácticas no ortodoxas del onanismo considerado como demoníaco. El kabbalísta cree en la santidad de la semilla humana, y cuando se vierte fuera del vaso, representado por el cuerpo de la mujer, es, según la tradición, presa de los demonios klippóticos, Lilít, la mujer -demonio que encabeza las klippót, y sus hordas demoniacas, tratan constantemente de incitar a los hombres a practicar actos sexuales que no incluyen a la mujer para poder apoderarse de la semilla perdida. Este producto demoníaco se llama Shovavím (el mal engendrado). Los antiguos kabbalístas solían practicar un ritual llamado Tikkún Shovavím. Durante este rito, que se celebra especialmente los años bisiestos, ayunaban los lunes y los jueves de ciertas semanas de la estación de invierno de manera de expiar por el zéra levatalá (simiente en vano) en los flujos nocturnos y el onanismo.

El sexo ha de apreciarse como un vaso perfecto de poder divino y ha de permanecer puro e inmaculado. Esto se cumple practicándolo con una sola persona amada. El sexo se recomienda durante el Shabbát porque es un acto de adoración a la Divinidad, y si se celebra como un ritual de profundo significado espiritual, el placer sentido puede ser sumamente potente y bello. Para el kabbalísta, el éxtasis orgásmico es el punto de contacto más cercano a Di-s que pueden alcanzar el hombre y la mujer. También es un sabor infinitesimal de lo que puede ser el eterno éxtasis que Él (Ellos) disfrutan en su unión. Si puede concebir un éxtasis eterno, sin fin, podrá empezar a comprender la naturaleza de Di-s. Esto es por lo que el sexo es Sagrado y debe seguir siéndolo, explicando así porque sólo el hombre se acopla a voluntad: para poder comprender el significado del placer y de la verdadera esencia de Di-s y lo que puede alcanzar si se purifica y se aúna con Di-s.

Algunos kabbalístas utilizan ocasionalmente el sexo en sus rituales para alcanzar sus objetivos materiales. Tras el ayuno y la unificación y una preparación ritualista, los dos cónyuges, que deben estar ambos familiarizados con la verdadera kabbaláh, celebran el acto sexual, teniendo en mente muy firmemente su objetivo colectivo. En el momento del orgasmo, que debe ser mutuo, liberan su objetivo a la vez que pronuncian uno de los Nombres sagrados de Di-s, generalmente  שדי אל חי  SHA-DDAÍ  É´L  JÁI que está conectado con la esfera de Iesód: Las energías resultantes son tan poderosas que los deseos del kabbalísta se cumplen invariablemente.

Este rito, sin embargo, debido a su gran poder, no debería utilizarse para fines materiales sino al contrario para progresar espiritualmente.

El sexo kabbalístico tiene como objeto primordial la unión con la Divinidad. Para esta unión son imprescindibles la pureza de intención y la perfección de los actos por el amor de Di-s. Gracias a la esencia unificadora de Di-s, el acto sexual se convierte, para el kabbalísta, en el más perfecto de todos los actos del culto. En el amor sexual, la humanidad trasciende su condición humana y se convierte en Uno con Di-s.


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