EL TIKKÚN HAKKELALÍ Y LA HITKASHRÚT
(UNIÓN Y CONEXIÓN CON LOS TZADDIKÍM)
El Midrásh Rabbá, Parashát Ki-Tissá
44a, menciona el versículo: “Acuérdate de Avrahám...” (Shemót 32:13) y el Salmo
90:9: “Trajiste una viña de Egipto...” y explica: “Así como las uvas crecen y
se mantienen en ramas muertas y secas, así también el Pueblo de Israel vive
respaldado y apoyado por los muertos, que son nuestros Patriarcas y todos los
Tzaddikím”.
Vemos así que el profeta Eliáhu rezó
profundamente en el monte Karmél para que cayera del cielo fuego que consumiera
el sacrificio que había hecho, implorando: “ÄNÉNI ADO-NÁI
ÄNÉNI - Respóndeme, Señor, respóndeme…” (Melajím Álef 18:37); y a pesar
de ello, no fue escuchado sino hasta que recordó a los “muertos” exclamando:
“¡Señor, Di-s de Avrahám, Di-s de Itzják y Di-s de Israel!”. E inmediatamente
obtuvo respuesta, tal como está escrito allí, “...y un fuego cayó de Di-s y
consumió el sacrificio”.
También cuando el Pueblo de Israel
pecó con el becerro de oro, Moshé trató de justificarlos, pidiendo el perdón de
Di-s. Él rezó durante cuarenta días y cuarenta noches a favor del Pueblo de
Israel buscando cómo cancelar la intención del Creador de castigar a su pueblo
por su pecado. Aun así, no logró cambiar el decreto del cielo hasta que
mencionó a nuestros antepasados diciendo: “Acuérdate de Avrahám, de Itzják y de
Israel” (Shemót 32:13). E inmediatamente obtuvo respuesta, tal como dice en el
versículo siguiente: “Entonces se arrepintió el Eterno de Su intención de
castigar a Su pueblo” (Shemót 32:14).
Aquí vemos una prueba más de que así
como la viña se mantiene y vive en troncos y ramas muertas y secas, así también
el Pueblo de Israel se apoya en sus antepasados que ya fallecieron, como está
escrito en el versículo: “Acuérdate de Avrahám de Itzják y de Israel”.
En el Zóhar, Parashát Ajaré Mót pag.
70-71, están escritas cosas maravillosas e increíbles sobre la importancia y el
beneficio de acudir a los antepasados.
Rabbí Iehudá cuenta: “Un día Rabbí
Jiskiá y Rabbí Ieshá estaban caminando por un sendero y llegaron a un pueblo
llamado “Gúsh Jaláv”, que estaba completamente desolado. Decidieron sentarse al
lado del cementerio del pueblo y comentaron: “Cuando los vivos no tienen
suficientes méritos para mantener la existencia del mundo, éste continúa
existiendo gracias al mérito de los muertos”.
Rabbí Ieshá preguntó: “Cuando el
mundo necesita lluvia, ¿por qué vamos a implorarles a los muertos que nos
ayuden cuando está escrito que está prohibido recurrir a los muertos?” (Devarím
18:11).
Rabbí Jiskiá le contestó: “Veo que
hasta ahora no has tenido ni siquiera el mérito de ver el ala de un pájaro que
viene del Gan Ëden”. Y continuó explicándole: “Lo que está escrito en ese
versículo respecto de no invocar a los muertos se refiere a los muertos que
pecaron en este mundo o a los muertos de otras naciones. Pero no se refiere a
los muertos del Pueblo de Israel, que tienen méritos y son justos, como comenta
el rey Shelomó en el libro Kohélet 4:2: “Alabo a los que ya murieron más que a
los que todavía viven”.
Más aún, cuando los pueblos de las
naciones van a visitar a sus muertos, van con brujerías y amuletos para despertar
sus malos espíritus. Pero cuando el Pueblo de Israel va a visitar a sus
muertos, va con la intención de arrepentirse de sus pecados y de suplicarle al
Todopoderoso que los perdone, haciendo Teshuvá, ayunando e implorando con
plegarias, para que las almas sagradas que están allí enterradas rueguen y
pidan por su mérito la compasión del Creador, para el bienestar de todo el
mundo”.
Sobre esto hemos explicado que
cuando el Tzaddík fallece y se va de este mundo, no se desliga totalmente de
él, sino que su existencia sigue presente incluso más de lo que estaba en vida.
Ya que durante su vida él se encontraba solamente en este mundo pero después de
su muerte él se encuentra y tiene acceso a otros Mundos, tal como se explica el
versículo de Shír HaShirím (Cantar de los Cantares 1:3): “Doncellas te aman”:
En hebreo, la palabra doncellas es “älamót”, que en realidad debe leerse “ölamot”,
que significa “mundos”, en alusión a que, después de fallecer, el Tzaddík frecuenta
varios mundos.
También aprendemos de lo escrito en
el libro Shemuel Álef/Samuel 1: 25:29: Avigáil le dijo a David: “Y si alguno se
levanta para perseguirte y buscar tu vida, entonces el néfesh de mi señor será
ligada en el haz de los que viven con el Señor tu Di-s”. Avigáil, al dirigirse
a David, debería haber usado el término “neshamá” que es un nivel más elevado
que el de néfesh. Pero dado que el alma de los justos se encuentra en todos los
niveles (mundos), aun la parte inferior del alma del justo se une con su
espíritu haciendo que el espíritu ascienda y se una con la parte superior del alma
del justo y así estas dos partes se unen a Di-s.
De todas estas enseñanzas aprendemos
el gran mérito que tienen los Tzaddikím que se han ido de este mundo.
Afortunado es aquél que se apoya
toda su vida en el mérito de los Tzaddikím pues nunca se desilusiona y siempre
tiene la esperanza de recibir la infinita compasión del Creador, sin fijarse en
las dificultades y en los percances de cada día, tanto en lo espiritual como en
lo material, ya que siempre se apoya en el mérito de ellos, extendiendo sus
manos y elevando su corazón con fe hacia Di-s Todopoderoso, sabiendo que pronto
llegará su salvación, tal como está escrito (Tehil´lím 16:3): “Por el mérito de
los sagrados que están en la tierra y por los justos vivientes, uno mi voluntad
a ellos”.
Esto es aún más notorio cuando vamos
a visitar las tumbas de los Tzaddikím, como está escrito en la Parashát Shelaj-lejá
(Bamidbár 13:22): “Y (Kalév) llegó hasta Jevrón....”. Explica Rashi que
nuestros Sabios dijeron en el Tratado Sotá (34) que solamente Kalév se dirigió
a Jevrón para postrarse y rezar en la tumba de nuestros Patriarcas y pedir que
por el mérito de ellos se salvara de la conspiración de los espías.
También comenta Rashi en Bereshít
48:7: Dijo Iaäkóv: “Cuando llegué de Padán Arám, enterré a Rajél en el camino y
no la llevé ni siquiera al cercano pueblo de Bét Léjem”. Y le dijo a su hijo
Ioséf: “Quizás por esto tienes algo en contra de mí en tu corazón, pero te
aseguro que lo que hice fue con el consentimiento de Di-s para que en el futuro
Rajél ayude a sus descendientes, que serán exiliados por Nebuzaradán, quien los
enviará al exilio por ese mismo camino y al verlos, Rajél saldrá de su tumba
llorando y rogando por misericordia para el Pueblo de Israel”. Como está
escrito: “Una voz se escucha en Ramá y Di-s contesta: Tu esfuerzo será
remunerado y tus hijos retornarán a la Tierra de Israel” (Irmiáhu/Jeremías
31:15).
En el Tratado de Sotá (13a) vemos
que explica Rabbí Jamá bar Janiná: ¿Cuál es la razón por la cual la tumba de
Moshé fue ocultada? Y responde: porque el Todopoderoso sabía que en un futuro,
el Templo sería destruido y el Pueblo de Israel sería expulsado de su tierra al
exilio. Entonces, en esos difíciles momentos, el Pueblo de Israel iría a la
tumba de Moshé para rogarle y pedirle diciendo: “Moshé Rabbénu, ¡párate y reza
por nosotros!”. Entonces Moshé se levantaría y cancelaría el decreto del cielo,
ya que los rezos de los Tzaddikím son más apreciados después de su muerte que
durante su vida.
A partir de esto queda claro que
visitar las tumbas de los Tzaddikím es algo de enorme importancia y que ayuda
mucho más que solamente pedir por el mérito de ellos, sin visitar sus tumbas,
tal como acabamos de ver en los relatos de nuestros Sabios acerca de Kalév,
Rajél y de Moshé, cuya tumba permanece oculta hasta el día de hoy.
Aun así, el solo hecho de mencionar
el nombre de los justos y pedir por su mérito es una gran cosa, y es algo que
ayuda mucho.
Que sea el deseo de Di-s que
tengamos el mérito de ir a postrarnos ante las tumbas de los Tzaddikím y lograr
verter nuestras almas y nuestros corazones con plegarias, llantos y peticiones
al Creador. Porque con certeza gracias a sus méritos nuestras plegarias serán respondidas.
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