¿CÓMO DEBEMOS RECITAR LOS SALMOS?
El Rebbe Najmán enseñó que lo más
importante es asociar las palabras con uno mismo. Debemos encontrarnos a
nosotros mismos en cada salmo que decimos. Uno de los seguidores del Rebbe le
preguntó cómo hacerlo, y el Rebbe le explicó que, por ejemplo, cuando el rey
David Le oraba a Di-s para que lo salvase en sus batallas, nosotros debemos
referir las palabras a nuestra propia batalla en contra de la mala inclinación
dentro de nosotros, y así en más.
El hombre le preguntó cómo era
posible vernos en los pasajes donde el rey David se alababa, tal como cuando
dice, “Cuida mi alma, porque yo soy santo” (Tehil´lím/Salmos 86:2). El Rebbe le
respondió que incluso versículos como éste pueden ser aplicados a nosotros
mismos. Siempre debemos juzgarnos de manera positiva y encontrar en nosotros
mérito y puntos buenos. En estos puntos cada uno puede ser un santo. (Likuté
Moharán 2:125)
Pero, ¿es posible que el hecho de
recitar 10 salmos ayude allí donde otros medios han fracasado? El general
arameo Naämán tuvo una reacción similar cuando escuchó de Elishá que la cura
para su lepra era simplemente sumergirse siete veces en el río Jordán (Melajím
Bet/Reyes 2, 5:1-14). Naämán esperaba un remedio mucho más dramático. “¿Acaso
Amaná y Farpár, los ríos de Damasco, no son mejores que todas las aguas de
Israel?” (Ibid. 12). Pero sus siervos le dijeron, “Si el profeta te hubiera
dicho de hacer algo grande, ¿no lo habrías hecho? ¿Cuánto más aún, entonces,
cuando él te dice, ́Báñate y estarás
puro ́?” (Ibid. 13). Naämán se sumergió siete veces en el Jordán y se curó (Jaié
Moharán 492).
Hay veces en que una pequeña píldora
hace la diferencia entre la enfermedad y la salud. No debemos sorprendernos por
el hecho de que recitar los 10 Salmos del Tikkún del Rabbí Najmán tenga el
poder de curar el alma. El propósito de este libro es presentar ideas sobre el
significado del Tikkún y mostrar la profundidad de los conceptos en los cuales
se basa. Tenemos la promesa del Rebbe Najmán de que el Tikkún es “un remedio
grande y tremendo. Yo estoy muy seguro de todo lo que digo. Pero más aún de
esto. Este es el Tikkún Haklalí, el Remedio General. Cada pecado tiene su
propio remedio individual. Pero éste es el Remedio General” (Sabiduría y
Enseñanzas del Rabbí Najmán de Breslóv 141).
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