LA LETRA ז ZÁIN

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LA LETRA ז ZÁIN   Por Kabbalah y Torah en Expansión   El Maguid de Mezeritch, el sucesor del Báäl Shem Tov, enseña que el ‘Pasuk’ (“versículo”) de Mishlé/Proverbios 12:4: “ÉSHET-JÁIL   ÄTÉRET   BAÄLÁH - La mujer virtuosa es corona de su marido” alude a la forma de la letra ז ‘Záin’. La letra previa, la ו ‘Vav’, representa la ‘Or Iashar’ (“luz directa”) de HaShem que desciende al mundo. La ז ‘Záin’, cuya forma es similar a la ו ‘Vav’, pero con una corona en la parte Superior, refleja la ‘Or Iashar’ de la ‘Vav’ como ‘Or Jozer’ (“luz retornante”). La ‘Or Jozer’ asciende con tan tremenda fuerza, que llega a un estado de conciencia más elevado que el del punto original revelado de la ‘Or Iashar’. Al llegar al reino supraconciente preliminar de Kéter (“la corona”), se amplía la percepción tanto a izquierda como a derecha. En verdad, “No hay izquierda en ‘Ättik’ (“El Anciano”, el nivel de Kéter), todo es derecha”. Esto significa que el temor a HaShem (izquierda) es indistinguible

SHEFA - ABUNDANCIA (450)



SHEFA - ABUNDANCIA (450)

Con la respiración consciente, el aire no es solo el pretendido alimento sutil: la respiración transporta una substancia espiritual llamada  שפע  “Shéfá”. En la Kabaláh esta palabra significa “emanación, exhalación” pero su primer significado es “abundancia, profusión”. La Shéfa es un flujo espiritual, que circula en nosotros y alrededor de cada uno, llenando toda la creación y unificándola. Los 32 senderos de Sabiduría son los vehículos de este flujo universal, cada sendero es una compuerta que libera un flujo que la abre. Puesto que la creación está unificada, la Shéfa abunda en todo lugar y en toda cosa; la rotura de después de la creación (Shevirat ha Kelim/Rompimiento de las Vasijas) ha dejado vacíos, en los cuales la Shéfa está ausente o muy débil. Estos vacíos son los lugares enfermos, de la misma manera que un ser humano sufre cuando un vacío se crea en él.

La Shéfa tiene un papel esencial, y en este sentido asume un papel de intermediario y de unión entre el cuerpo físico y el cuerpo sutil. Es en este caso, identificable a la letra Vav del Tetragrama, donde las dos Heh son la respiración del alma y del cuerpo que la Shéfa unifica. Es el hilo que une el mundo de “abajo” con el mundo de “arriba”, así como a todos los seres entre ellos. Las Sefirot son diez energías vitales cuyo papel es el de canalizar, en diferentes grados, el flujo de la Shéfa. Este último es la totalidad de la energía manifestada en el universo, y el aliento es su manifestación exterior. A nivel humano la Shéfa es la totalidad de las fuerzas latentes en el interior de su ser, su control dirige el control mental, ya que este no puede funcionar sin la Shéfa.

La sede de la Shéfa es la sefiráh Tiféret y por extensión, la Vav del Tetragrama y el corazón del hombre. Pero la Shéfa se encuentra por todas partes, incluso allí donde el espíritu no puede llegar. La respiración, el calor, la luz, el magnetismo son las manifestaciones exteriores de la Shéfa. Cuando respiramos al mismo tiempo que el aire, absorbemos inconscientemente la Shéfa, el alimento que tragamos está así mismo impregnado de esta fuerza. La toma de conciencia del flujo vital circulando por la nariz y la boca es capital en la experiencia espiritual. Las vocalizaciones del Tzeruf tienen el papel de favorecer el dominio de la Shéfa: hay en primer lugar una inspiración por la nariz, después la expiración tiene lugar por la boca con el sonido. Esta relación estrecha entre la nariz y la boca es mostrada por la letra פ  Pé, que en escritura plena está constituida por las letras פא  Pe y Álef, o de las letras  פהPe y He, que forman la palabra  פה“Peh-la boca” y אף “Af-la nariz” en las prácticas vocales, la inspiración pasa por la nariz y la expiración por la boca. Se trata de una operación alquímica que transforma el aire fresco (cuando entra) en aire caliente (cuando sale), esta cocción del aire es mostrada por la palabra אפה “Afáh-cocer”, formada por tres letras Alef-Pe-He. Alef-Pé es el aire fresco penetrando por la nariz-Af  אף  y Pé-He es el aire caliente consumido que sale por la boca  פה  (Peh-la boca). La Shéfa sufre también esta transformación ya que es absorbida y es muy sutil y ligera. Un clarividente puede ver su color blanco y puro muy ligeramente azulado. En el cuerpo su vitalidad irradia a todas las células, hasta tal punto que vuelve a salir desvitalizada, mucho más pesada y lenta, su color sutil ahora es ligeramente ocre. La Shéfa tiene el poder de auto-regeneración por el movimiento que le permite reencontrar su vitalidad muy rápidamente. 

El aire es el único vehículo de la Shéfa, el alimento contiene más o menos la luz solar de la cual es rico, y que ciertos bosques son auténticas reservas. El espíritu también utiliza la Shéfa; los pensamientos evolutivos están llenos de Shéfa pura, mientras que los pensamientos involutivos se apoyan sobre una Shéfa viciada, sacada del “lado izquierdo”, del “sitraj ajra/otro lado”. Así pues una persona que cultiva malos pensamientos, se nutre de alimentos pobres de Shéfa y respirando mal, bascula peligrosamente hacia el lado izquierdo, este que la Kabaláh describe “vacío de santidad”. 

La palabra Shéfa aparece en la Torá por primera vez en el libro de Devarim: “Pues ellos tomarán (se alimentarán con) la Shéfa del mar, y los tesoros escondidos en la arena” (Devarim/Deuteronomio 33:19): El mar simboliza la unión de las aguas y del reflejo de los cielos; la Shéfa nutre al alma como el seno materno al niño. Este alimento universal permite a cada uno descubrir las chispas de santidad enterradas en la arena de la consciencia.




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