TEVÉT SEGÚN EL SÉFER IETZIRÁ
Por Kabbalah y Torah
De acuerdo con el Séfer Ietzirá,
cada mes del año judío tiene una letra del alfabeto hebreo, un signo del
zodíaco, una de las doce tribus de Israel, un sentido, y un órgano controlador
del cuerpo que le corresponde.
Tevét es el décimo de los doce meses
del calendario judío.
El mes de tevét inicia el “período”
(tekufá) del invierno, cuyos tres meses - tevét, shevát, adár - corresponden a
las tres tribus del campamento de Dan - Dán, Ashér, Naftalí - que estaban
situados al norte del campamento.
Tevét comienza con los últimos días
de Janukká, cuyo momento culminante es en el día octavo, Zót Janukká.
Su décimo día, el día décimo del
décimo mes (“el décimo será sagrado para Di-s”), es un día de ayuno en conmemoración
del sitio de Jerusalén, el principio de la destrucción del Templo.
Los cuatro días en que conmemoramos
la destrucción del Templo son, según el año en que ocurrió, el 17 de tammúz (el
4to mes), el 9 de av (el 5to mes), el 3 de tishré (el 7mo mes) y el 10 de tevét
(el 10mo mes). Dicen los profetas de estos cuatro días (según su mes
respectivo): “el ayuno del cuarto, y el ayuno del quinto, y el ayuno del
séptimo, y el ayuno del décimo serán (en el futuro) para la casa de Judá para regocijo
y alegría y festividad”.
La suma de los cuatro números 4, 5, 7
y 10 es 26, el valor del inefable Nombre de misericordia de Di-s, Havaiá. (Los
días de las cuatro fechas mencionadas 17, 9, 3 y 10 suman 26 y 13, siendo 13 el
valor de la palabra ejád (“uno”). Por lo tanto 26 y 13 = 39 es el valor
numérico de Havaiá Ejád [“Havaiá es uno”]. 26 más [26, el valor de los meses]
más 13 [el valor de los días] = 65 = Adnut/Ado-nái).
Estos cuatro números poseen un orden
progresivo numérico, con diferencias de 1, 2 y 3. Si continuamos la progresión,
los siguientes tres números son 14, 19, 25 que suman 58 - jén (“gracia”). Junto
con 26 - Havaiá - los primeros siete números de la progresión (“todos los
séptimos son queridos”) equivalen a Janój (cuyo nombre proviene de la palabra
"educación" e “iniciación”, es un acrónimo de “La gracia de Havaiá”),
la séptima generación (“querida”) desde Adám.
Todos los días de ayuno, cuando son
observados apropiadamente, traen aquí abajo la gracia desde su fuente de misericordia,
el Nombre de Di-s Havaiá. El epítome de este proceso (según el orden del año,
de acuerdo con las palabras del profeta) es el 10 de tevét (en el secreto de “el
final [el último día de ayuno del año] está incluido en el principio [de los
eventos que llevaron a la destrucción]”). Por la Gracia Divina, el tercer y
eterno Templo es construido, primero en el corazón de Israel, para luego
manifestarse físicamente en el tierra.
Letra: Äin ע
Esta letra significa “ojo”. El mes
de tevét es el mes de la rectificación y nulificación del “mal ojo”. La palabra
tevét misma viene de tóv, “bueno”, en referencia a “el buen ojo” (la fuente del
poder de bendecir, como está dicho: “el buen ojo bendecirá”). Esta
rectificación comienza con la contemplación de las luminarias de Janukká
(especialmente cuando están completas en el octavo día).
Todo proceso destructivo comienza
con el “mal ojo” del odio, el odio de lo profano hacia lo sagrado (el secreto
del diez, el número sagrado como ya se mencionó). Del odio proviene la ira, el
fuego de la destrucción. La letra intermedia de כּעס kaäs,
“odio”, es la äin. El negativo kaäs debe ser primero rectificado a su
correspondiente positivo.
Mazzál: “guedi” (Capricornio -
cabrito)
Nuestros sabios nos enseñan que a
los diez (una alusión al décimo mes y al nivel de diez en general) un niño
“salta como un cabrito” (Midrásh Kohélet). La naturaleza juguetona de saltar
arriba y abajo “como un cabrito” refleja una etapa importante del proceso de
crecimiento. El mes de tevét, de la tribu de Dán, se relaciona con el proceso
de crecimiento, desde un estado de inmadurez a la madurez.
La inmadurez está caracterizada por
el “mal ojo”, mientras que la madurez lo está por el “buen ojo”. Guedi = 17 =
tóv, “bueno”. Debemos jugar y saltar arriba y abajo como un cabrito, para
rectificar y endulzar la ira latente en nuestra alma animal.
Tribu: Dán
Esta tribu representa el estado
inicial de inmadurez en el alma que “madura” durante el mes de tevét. Dán
significa “juzgar”. Inicialmente juzga la realidad y a los demás en forma crítica,
con severo juicio (el “mal ojo”). Esta es la naturaleza de alguien que es
inmaduro espiritualmente. Dán es comparado con una serpiente, que muerde con el
veneno de la ira. El “mal ojo” es el ojo de la serpiente. La rectificación de
Dán es ocuparse en la batalla de la ira sagrada contra la ira del mal. Nuestros
sabios nos enseñan que sólo alguien de la raíz espiritual de Dán puede saltar
espontáneamente y matar a la serpiente malvada – “uno similar a él, lo mató”.
Najásh (“serpiente”) = 358 = Mashíaj.
El poder sagrado de Dán refleja la chispa de Mashíaj. Enseña el Zóhar que el
comandante en jefe del ejército de Mashíaj vendrá de la tribu de Dán.
Sentido: ira (kaäs o roguez).
El sentido de la ira sagrada (la
rectificación del mes de tevét) es la habilidad del alma de elevar nuestra
buena inclinación de enojarse sobre la mala inclinación. Esto nos enseñan
nuestros sabios en el comentario del versículo de Salmos: “Enójate y no peques”.
La ira positiva expresa el profundo
cuidado y preocupación del alma para que la realidad se vuelva buena. Si bien
en este enojo hay un cierto componente de inmadurez (dado que la madurez
absoluta, la del Creador de la realidad, sólo ve [con el ojo de tevét] todo como
bueno), no obstante de esto está dicho: “Porque Israel es [se comporta como] un
muchacho, y [por eso] Yo [Di-s] lo amo”.
Estudiamos en jasidút que uno debe
dirigir su ojo izquierdo (“malo”) hacia sí mismo (con la furia sagrada de su
bien innato contra su maldad innata), para rebajar y subyugar su ego, mientras
que simultáneamente dirigir su ojo derecho (“bueno”) hacia la realidad exterior
(para que con ese poder ayude a perfeccionar la realidad misma).
Órgano Controlador: el hígado (kavéd)
Enseñan nuestros sabios que “el
hígado es ira”. La función del hígado es purificar la sangre con la que está
saturado. En Kabbalá, el hígado corresponde a la serpiente primordial, cuya
rectificación es personificada por Dán. (Los tres “regidores” del cuerpo y el alma
son el cerebro, el corazón y el hígado, que corresponden a Adám, Javvá (Eva) y
la serpiente, respectivamente).
La serpiente, en Kabbalá, representa
el estado inicial de inmadurez del alma, caracterizado por un atributo de ira
no rectificado. El veneno de la serpiente es caliente, como el fuego de la ira.
Cuando se convierte al bien, el fuego (y la sangre del hígado) sirve para
calentar el frío mes de tevét.
Kavéd כבד = 26 = יהוה Havaiá.
Esto refleja el secreto mencionado antes, que la suma de los cuatro meses en
los que se “ayuna” por la destrucción del Templo (por el veneno de la serpiente
primordial), que terminan en tevét, equivalen juntos a 26. Al ayunar por la
destrucción rectificamos nuestro hígado - sazonamos nuestra ira - y así
“dulcificamos” la ira de Di-s (con Israel, la causa de la destrucción) y
despierta la misericordia de Havaiá para reconstruir el Templo.
Excelente
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