LA LETRA ה HE

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LA LETRA ה HE   Por Kabbalah y Torah en Expansión   El nombre de la letra ה ‘He’ aparece en el versículo de Bereshit/Génesis 47:23 : “ HE-LAJÉN ZÉRA - He aquí semilla para vosotros” . La ‘He’ expresa la revelación propia en el acto de dar de lo de uno a los demás. Dando a los demás en la forma de autoexpresión, es el regalo definitivo del ser. En el secreto de la letra ג ‘Guímel’, el hombre rico da de sí mismo al pobre en forma de ‘Tzedaká’ (“caridad”).   La forma más elevada de ‘Tzedaká’, es cuando el dador se oculta completamente del receptor para no avergonzarlo, como está dicho: “el obsequio encubierto doblega el enojo”.   Aquí, en el secreto de la letra ה ‘He’, el regalo mismo es la relación y expresión del ser, bosquejando al receptor en la esencia del dador. Iosef, el que dice las palabras “ He aquí semilla para vosotros” , corresponde a la Sefirá de Iesod, cuya función es expresarse en forma de dar semillas, como está explicado en Kabbalá. Cuando Iosef le di

40. DICIENDO LAS PALABRAS CORRECTAS - ייז

SHEM 40. DICIENDO LAS PALABRAS CORRECTAS  - יי"ז


Por Kabbalah y Torah en Expansión 

Las palabras tienen poder, pueden herir a otros, pero también pueden impregnarnos con bendiciones y transformar nuestra realidad. Encienden fuerzas espirituales que influyen en los eventos y circunstancias de nuestras vidas. Por ejemplo: el chismorreo difamatorio incrementa en nuestro mundo las enfermedades. Difamar a una persona inflige daño físico y espiritual a la víctima y también a la persona que produce las palabras difamatorias. Sin embargo, debido al libre albedrío, estas verdades se encuentran ocultas a nuestras mentes racionales por lo estrecho del pensamiento egoísta, que no es innato y se opone a cualquier cuestión metafísica.

Nuestras palabras emergen de nuestro ego o de la Luz. Cuando permitimos que la Luz hable en nuestro nombre, nuestro discurso llena a otros de esperanza, bendiciones, amor e inspiración.

Venimos a este mundo con una cantidad predeterminada de palabras negativas que se nos permite pronunciar. Cuando esta cantidad se agota, la muerte nos vence.

Meditación

Silenciemos nuestro ego. Pulsemos el botón de silencio. Ahora invoquemos a la Luz para que hable en nuestro nombre, en todas las ocasiones, de manera que cada palabra eleve nuestra alma y toda la existencia.

“Los que teméis al Señor, confiad en el Señor; Él es vuestra ayuda y vuestro escudo”.

(Tehilim/Salmos 115:11) 


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