PRESTIGIO E IMPORTANCIA - 1

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PRESTIGIO E IMPORTANCIA - 1   Por Kabbalah y Torah en Expansión   Cuando la razón para infundir mucho miedo en la gente no es por el bien del Cielo, no tendrá un ‘Talmid-Jajam’ (“erudito de la Torá”) como hijo.   Una persona que comienza una ‘Mitzvá’ (“Mandamiento”) pero no la completa ve disminuido su prestigio.   Para exigir castigo a los enemigos del Pueblo de Israel, HaShem nombra líderes inadecuados para dirigirlos.   Una persona gana prestigio cuando da ‘Tzedaká’ (“caridad”).   Una persona no alcanza la grandeza a menos que primero todos sus pecados hayan sido perdonados.   La sabiduría, la humildad y la genialidad de uno hacen que sus palabras se lleven a cabo en lo Alto.   Cuando ‘HKBH’ (El Santo, Bendito Sea) quiere que un ‘Tzaddik’ (“persona justa”) gane prestigio y fama, promueve conflictos y luchas entre los ‘Reshaïm’ (malvados).   Cuando alguien te humilla y lo aceptas con alegría, serás celebrado con honor y prestigio.   El que no p

SHEM 12 - AMOR INCONDICIONAL - HEI HEI AIN

SHEM 12 - AMOR INCONDICIONAL -  ההע

Vocalización: HaHÄ (Moshé Kordovero); He/He/Ä (A. Abbuláäfia).

Valor numérico: 80

Ángel portador del Nombre: Hahai´áh. Valor numérico: 95

“Vuélvete, oh Señor, libra mi alma; sálvame por tu misericordia”. (Tehil´lím/Salmos 6:5)

Significado: Guevurá de Jojmá es el poder de la sabiduría. Es interesante notar que el valor numérico de este Nombre Hé-Hé-Äin es 80, el mismo que el de la letra Pé; también el nombre del ángel asociado: Hahai´áh suma 95, el valor numérico de Maadim, el nombre del planeta Marte, que corresponde a Guevurá. Otras palabras que suman 80 son: Iesód, Fundamento; y Iá-h Ado-nái, un Nombre Divino que combina Jojmá (la sabiduría superior) y Maljút (la sabiduría inferior; sabiduría práctica o aplicada). También Malká, Reina, título que se da a la Shejiná, suma 95. Así pues, este Nombre, que actúa con la energía del rayo y del relámpago, canaliza una potente luz de liberación de todas las ataduras – ataduras que en esencia son mentales, que surgen de la ignorancia de nuestra propia naturaleza, de nuestro apego a nuestras propias concepciones, programaciones, condicionamientos, hábitos – que tomamos como si fueran nuestro verdadero ser. Y nos libera no mediante la batalla, sino con la luz de la sabiduría.

La sabiduría nace del desapego. Su poder brota de la conciencia – iluminación pura que penetra hasta los más insignificantes resquicios del vasto universo – Todo lo que somos es un contenido de la conciencia. Es la conciencia la que ha creado nuestro mundo. Y todos los mundos. Percibimos cómo esa conciencia subsiste en todos los estados de la mente. La Sabiduría es el modo de ser de la conciencia pura. 

Está escrito en la Tabla Esmeralda de Hermes Trismegisto, respecto de la Sabiduría: Separarás la Tierra del Fuego, lo sutil de lo grosero, suavemente, con mucho ingenio. Asciende de la Tierra al Cielo, y de nuevo desciende a la Tierra, y recibe la fuerza de las cosas superiores y de las inferiores. Así lograrás la gloria del Mundo entero. Entonces toda oscuridad huirá de ti. Aquí está la fuerza fuerte de toda fortaleza, porque vencerá a todo lo sutil y en todo lo sólido penetrará. Así fue creado el Mundo. 
O como dice el libro de la Sabiduría (7:22 y ss.), atribuido al rey Shelomó/Salomón:

“Que hay en ella (en la Sabiduría) un espíritu inteligente, santo, múltiple, suave, ágil, incontaminado, diáfano, inofensivo, amante de lo nuevo, agudo, sin trabas, bienhechor, filántropo, seguro, firme, sin cuidados, que todo lo puede, que todo lo vigila, que penetra todos los espíritus inteligentes, puros, sutiles. La sabiduría es más móvil que todo movimiento, se difunde y penetra en todas partes por su finura, pues es una exhalación de la fuerza de Di-s y una emanación pura de la gloria del omnipotente; por eso nada manchado penetra en ella. Es una irradiación de la luz eterna, espejo terso de la energía de Di-s, e imagen de su bondad. Y siendo una, todo lo puede; permaneciendo en sí, todo lo renueva, y trasladándose en cada generación a las almas santas, prepara amigos de Di-s y profetas, pues nada ama más Di-s que al que habita con sabiduría. Pues esa es más hermosa que el Sol, y supera toda constelación. Comparada con la luz es más brillante que ella, porque a ésta le sucede la noche, pero a la sabiduría no le vence la maldad”.

Si nos soltamos de nuestras cadenas y unimos las dos letras Hé (liberación de la Shejiná en exilio en nosotros) de este Nombre en una Iúd (la Iúd última letra del Nombre Ado-nái - y primera de Iá-h -), de esta manera, Iúd-Äin, entonces la Äin se transforma en el ojo de Di-s, y nuestra visión en la mirada divina, de modo que vemos a toda criatura como una revelación de Di-s, a todo sonido como una reverberación de su Nombre, a toda situación como una expresión de su Sabiduría infinita. Es el don de este Nombre Hé-Hé-Äin.



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