martes, 23 de agosto de 2016

SHEM 65 - RESPETO A DI-S - DALET MEM BET



SHEM 65 - RESPETO A DI-S  -  דמב

Vocalización: Demav (Moshé Cordovéro); Da/Me/Be (A. Abulafia).

Valor numérico: 46

Ángel portador del Nombre: Damabiah. Valor numérico: 61

“Vuélvete, oh HaShem; ¿hasta cuándo? Y apiádate de tus siervos”.
(Tehilim/Salmos 90:13)

Significado: Jojmá de Yesod. Sabiduría en la esfera lunar: Sabiduría, intuición, chispazos de inspiración, genio. Este Nombre conecta la esfera de la sabiduría espiritual con la mente subconsciente y, por tanto, la sabiduría que confiere se expresa más a través de profundas intuiciones que mediante pensamientos brillantes. Para recibirlas es preciso estar en el estado adecuado de relajación y meditación, con el espejo mental limpio y en calma. También confiere una gran sensibilidad e incluso la capacidad de tener percepciones extrasensoriales. Entre otras, cualidades proféticas, al ser capaz de captar intuitivamente el plano de los arquetipos (tiempo kairos en Jojmá frente al tiempo cronos en Biná). Dice el Talmud: ¿Quién es sabio? El que aprende de todo el mundo. ¿Quién es sabio? El que conoce las consecuencias de los actos.
Al combinar las energías uranianas y lunares su rayo es de Amor/Sabiduría. Se trata de un amor altruista, desapegado, capaz de renunciar a sí mismo por los demás. El Nombre Dalet-Mem-Bet es la fuente de la sabiduría del corazón, de las verdaderas emociones, una vez que nos hemos desprendido de la coraza egoica de emociones negativas. Precisamente su elevada espiritualidad hace de él un magnífico escudo en todo lo relativo a las energías del plano astral. En un estado mental de calma y pureza de intenciones, la negatividad – mal de ojo, murmuraciones, sortilegios, conjuros, etc. – no encuentra puerta por la que entrar.
Este Nombre nos ayuda también en el conocimiento de nosotros mismos, haciéndonos ver que nuestra parte psicológica es un reflejo de nuestra naturaleza espiritual. En un plano superior, nos conecta con nuestra Chispa Divina. La guematria del nombre Damabiah es 61, el mismo que el de la palabra Aní, Yo, que en sentido místico no se refiere al ego psicológico, sino a nuestro Yo Superior, identificado con la Shejiná (Maljut de Atzilut). Así, 61 es también Adón, Señor. Además, el valor numérico del triplete Dalet-Mem-Bet es 46, el mismo que Elo-hai, mi Di-s. Como en la frase que abre el servicio matinal de oraciones: Elo-hai neshamá shenatáta bi tehorá; Di-s mío, el alma que me has dado es pura.
Rabí David Cooper ha diseñado una magnífica meditación sobre esta afirmación – Elo-hái neshamá shenatáta bi tehorá – basada en la idea de que no importa lo que hagamos o hayamos hecho en esta vida, el alma en nuestro interior permanece pura. Y lo mismo respecto de los demás: No importa con quien nos encontremos; sea cual sea su apariencia externa, su personalidad o su historia, dentro de cada persona hay un alma pura. Una vez que comprendemos esto plenamente, nuestra relación con nosotros mismos o con los demás puede resultar profundamente trasformada. En cuanto al recurso técnico que propone R. Cooper, se trata de imaginar en meditación como un filtro mágico – una máquina de rayos X espiritual – que nos permite ver directamente nuestra neshamá y la de los demás. Comprobamos entonces que toda esa carga da autorreproches, de juicios y crítica constantes, no pertenece al plano del alma. Así pues, si visualizamos una persona, quizá alguien con quien hayamos tenido problemas o discutido y, tras examinar cuidadosamente nuestros sentimientos hacia esa persona, ponemos el filtro entre ambos y decimos con plena conciencia: el alma es pura, podemos quizá notar cómo nuestros sentimientos hacia esa persona cambian ahora que estamos observando su alma. Por supuesto, hacemos lo mismo con nosotros mismos. Y continuamente con cuantas personas queramos en relación con nuestra vida o simplemente como una actitud con cuantas personas nos cruzamos todos los días por la calle. He aquí una forma de abrir el corazón, yendo más allá de la ilusión de la vida y de nuestras propias proyecciones.
He aquí una forma de abrirnos a nuestra divinidad (Ha´alahah, deificación = 46) aprendiendo a ver con ojos divinos. También Leví, que significa acompañado suma 46. ¿Quién acompaña a quién? Elo-hai, mi Di-s, soy un reflejo tuyo en el poderoso mar de la existencia. Es como mirarse en el espejo. Tú no eres el reflejo, pero el reflejo eres tú.
El nombre Damabiah puede leerse como Dam Be Ya-h, es decir, sangre en Dio-s, donde sangre, en este contexto, puede interpretarse como el fluido vital divino que corre por las venas del Cosmos. Dam, de valor 44, es también numéricamente la triangulación – el despliegue – del Nombre de Di-s en Keter, E´hieh: Alef Alef-Hei Alef-Hei-Yud Alef-Hei-Yud-Hei. Por último, 61 es también Ain, el plano de la Nada divina, la fuente de toda existencia. 
Trabajos: Para abrirnos a la sabiduría compasiva del corazón es necesario contemplar a cada ser – no por un acto de fe, ni por una deducción intelectual, sino por una percepción espiritual directa – como una expresión de su Chispa Divina. Meditaciones: Aní/Ain. Elo-hai. Triangulación de E´hieh. El escudo de Luz: Maguen = Mijael, Gavriel, Nuriel. Meditación receptiva: pregunta y esperar respuesta.



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