martes, 14 de junio de 2016

SHEM 3 - HACIENDO MILAGROS - SAMEJ IUD TET



SHEM 3 - HACIENDO MILAGROS  -  סיט

Vocalización: SeIaT (Moshé Kordovero); Sa/Io/Te (A. Abbuláäfia).

Valor numérico: 79

Ángel portador del Nombre: Sita´el. Valor numérico: 110

“Diré yo al Señor, esperanza mía, y castillo mío; mi Di-s, en quien confiaré. (Tehil´lím/Salmos 91:2)

Significado: Jésed de Kéter, el absoluto de misericordia. Es el estado de conciencia de unidad omniabarcante que se manifiesta como plenitud superabundante y dadora. En la representación antropomórfica de los Rostros Divinos atzilúticos, el Aríj Anpín (Rostro Inmenso) de Kéter es figurado como un Anciano de perfil porque en él todo es misericordia, es decir, no presenta la doble cara de la misericordia y la severidad – el juego de los dos pilares – del Rostro Menor (Zéër Anpín), representativo de la fuerza activa de la Providencia o gobierno Divino del mundo. El primero bascula en Kéter y el segundo en Tiféret. Por supuesto, ambos son uno sin fisura, ya que la diferencia está en nuestra percepción, según nuestro nivel de conciencia. Y este Nombre, Samej-Iúd-Tet, que canaliza el Jésed de Kéter – valga la redundancia – hace descender la influencia hasta los niveles inferiores a través de Tiféret. Cuando nuestro Iesód (ego) conecta con nuestro Tiféret, estamos en estado de gracia, pero percibimos – y necesitamos – la severidad, los límites, Guevurá. Cuando Tiféret conecta con Kéter – la unidad que trasciende toda oposición, polaridad, complementariedad – Di-s es la realidad central de nuestra conciencia y vivimos en el milagro. Y podemos alcanzar este nivel a través de la armonía y el profundo equilibrio que este Nombre trasmite. De hecho, eso es una condición necesaria. Su guematria nos guía en la misma dirección, ya que 79 es el valor numérico de Iajín y Bóäz, las dos columnas del Templo de Salomón, volviendo a indicar de nuevo equilibrio y unificación de las polaridades. Se alcanza entonces el Déä, Conocimiento (de donde deriva Dáät), que también suma 79, y que nos proyecta por encima del abismo de nuestra subjetividad a los niveles de la Mente Divina.

Se habla de karma, de las consecuencias de nuestras acciones, de la ley de causa y efecto, lo cual evidentemente es cierto. Pero la misericordia, bondad, unidad y plenitud de Kéter está por encima de todo nivel de acción (ya que encarna la propia Voluntad Divina) y puede generar cualquier situación, cualquier transformación, cualquier cambio, de forma que todo puede ser perdonado, borrado, trascendido. Se invoca este nivel mediante el Nombre Samej-Iúd-Tet  y también puede añadirse el recitado de las trece medidas de la misericordia (trece, el número de Ejád, unidad, y Ahavá, amor, como es sabido) tal como se hace en la llamada ceremonia del Tashlíj que se hace en el ritual del día de Rósh HashShaná (Año Nuevo), cerca de agua, lago, estanque, mar, o agua que corre, aunque puede realizarse en cualquier lugar, momento y circunstancia. Se leen los tres últimos versículos del libro del profeta Mijá (Miqueas), ya que en palabras del Zóhar: “Porque esta es la tradición: Las trece medidas de la misericordia del Santísimo Anciano están simbolizadas por estas cláusulas de Mijá/Miqueas 7:18-20:  ¿Qué Di-s hay como tú, la primera; que perdona la maldad, la segunda; y olvida el pecado, la tercera; del remanente de su heredad?, la cuarta; no retiene para siempre su enojo, la quinta; porque se deleita en la misericordia, la sexta; Él volverá a tener misericordia de nosotros, la séptima; sepultará nuestras iniquidades, la octava; y echará a lo profundo del mar todos nuestros pecados, la novena; darás la verdad a Iaäkóv, la décima; la misericordia a Avrahám, la undécima; tal como lo juraste a nuestros padres, la duodécima; desde los días antiguos, la decimotercera.

Es necesario poner la intención de arrojar fuera toda nuestra negatividad, olvidarnos de quejas pasadas, rencores y animosidades que podamos mantener. Es necesario repasar y examinarnos de cualquier conflicto u hostilidad que podamos albergar y dejarlo partir para siempre. 

Podemos también meditar en este versículo (Tehil´lím/Salmo 25:16) cuyo valor numérico total, 559, es el mismo que el del Nombre Samej-Iúd-Tet extendiendo (deletreando) las letras: Sámej, Iúd y Tet.

סמך יוד טית

“Mírame y ten compasión de mí porque sólo y pobre yo (estoy)”. (Tehil´lím/Salmos 25:16) PENE-ELÁI  VEJANNÉNI  KÍ-IAJÍD  VEÄNÍ  ÁNI. Se puede leer en “negativo”, como un grito desesperado. Pero también en positivo, como un estado de conciencia: Tu rostro hacia mí y me llena de tu compasión porque estoy iajíd (unificado) y äní (en vaciedad de espíritu) yo (en mi yo – aní que es ain – nada).







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