PENSAMIENTOS INADECUADOS - 3

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PENSAMIENTOS INADECUADOS - 3      Por Kabbalah y Torah en Expansión   Hay momentos en que una persona se encuentra pensando en una enfermedad en particular. Esto viene de HaShem, por lo que debe recordarse a sí mismo que debe rectificar el mal pensamiento que provoca esta enfermedad.   El que tiene pensamientos idólatras debe saber que la mano de los gentiles se enseñoreará de él.   Los pensamientos idólatras abundan en una ciudad que tiene grandes mercados y días especiales de compras. Una ‘Segul´lá’ (“remedio espiritual”) para evitar esos pensamientos es sumergirse en el estudio de la Torá esos días.   Todos los pecados de una persona son perdonados cuando disipa los pensamientos de idolatría.   Mirar hacia el “Este” elimina los pensamientos inmorales.   Llorar elimina los pensamientos inmorales.   Los pensamientos idólatras pueden anularse mediante ‘Hitlahavot’ (“el fervor religioso”).   Los pensamientos de idolatría permiten que los enemigos lo d

SHEM 10 - LAS MIRADAS PUEDEN MATAR - ALEF LAMED DALET

SHEM 10 - LAS MIRADAS PUEDEN MATAR  -  אלד

Vocalización: ALaD (Moshé Kordovero); A/La/Da (A. Abbuláäfia).

Valor numérico: 35 

Ángel portador del Nombre: Aladi´áh. Valor numérico: 50

“Oh Señor, Di-s de mi salvación, día y noche clamo delante de Ti”. (Tehil´lím/Salmos 88:2)

“Sea tu misericordia, oh Señor, sobre nosotros, como te hemos esperado”. (Tehil´lím/Salmos 33:22)

Significado: Canaliza la energía de Biná de Jojmá, es decir, el poder de concebir de la sabiduría. Álef-Lámed-Dálet literalmente, en hebreo, quiere decir “yo engendraré o produciré”, y también “yo concebiré o daré a luz”, lo cual da idea de la capacidad de regeneración que este Nombre canaliza. La raíz del verbo es Iúd-Lámed-Dálet (de la cual el Nombre representa la primera persona del “futuro”). Ieled significa niño. El valor numérico de Álef-Lámed-Dalet es 35, el mismo que el del Nombre Divino AGLA, notarikón de la frase: ATTÁ  GUIBBÓR  LEÖLÁM  ADO-NÁI, Tú eres fuerte (poderoso) por siempre Señor. En el ritual judío de oraciones, en su parte fundamental (Ämidá), con esta poderosa frase empieza la segunda de las llamadas 18 bendiciones (en realidad son 19) que corresponde a Biná y que culmina con la bendición: “BARÚJ  ATTÁ  ADO-NÁI  MEJAIÉ  HAMMETÍM - Bendito eres Tú, Señor, que resucitas a los muertos”.

Cinco veces se menciona en el texto de esta bendición el poder de Di-s de resucitar a los muertos, correspondiente a las cinco formas de manifestación del alma humana: néfesh, rúaj, neshamá, jaiá y iejidá. Porque la verdadera resurrección, el verdadero nacimiento, es a la conciencia y vida divinas.

Por otra parte, el valor numérico del nombre del ángel portador del Nombre, Aladi´áh, es 50, de nuevo un número de Biná (las 50 puertas del Entendimiento) y de la letra Nun que significa descenso y encarnación, y retorno y reencuentro del alma de su raíz divina. La regencia arquetípica de este Nombre en el calendario tiene lugar en el centro del periodo conocido como la cuenta del Ömer (49 días de tránsito o ascenso entre Pésaj, la Pascua de la Liberación y el día quincuagésimo de la Revelación – Shavuöt, la entrega de la Torá en el Sinaí). En este periodo, el día 18 de Iár, se celebra la festividad de LaG BaÖmer, día de la muerte de Shimön bar Iojái, en el que las puertas del cielo están abiertas y podemos experimentar un gran despertar interior. La luz de este Nombre puede, si estamos abiertos a ello y no nos resistimos al cambio, hacer nacer en nosotros la conciencia espiritual, la conciencia de la inmanencia divina, la conciencia de nuestra divinidad.

Aladi´áh purifica y regenera a todos los niveles. Por eso es también un gran sanador. Su energía curativa es una manifestación del Jésed, y no es otra que la Gracia. Si contemplamos el Nombre por sus letras vemos que contiene los dos Nombres Divinos de la energía, E´l y Iá-h (Jésed y Jojmá), separados por la letra Dálet. Dálet significa Puerta y como número cuatro también es una letra de Jésed. Tenemos la imagen de la puerta de los Supremos abierta (el Nombre es Biná de Jojmá) y manifestándose como Jésed, como Gracia – la energía del Bien – por debajo del Abismo. Esta Gracia es un bien gratuito; expresa un modo esencial de ser divino. E igual que Jojmá puede alumbrar mediante Biná todo cambio creativo, trascendiendo (dando nueva luz y significado) a la ley necesaria, la Gracia de Jésed puede perdonarlo todo, borrar todo karma negativo, limpiar todas las energías negativas acumuladas y dar paso a nuevos principios en nuestras vidas. La curación que este ángel canaliza es de arriba abajo, mediante el espíritu, esencial para neutralizar la depresión y la angustia que provienen esencialmente de un bloqueo de la Luz.

Precisamente por la irradiación de su energía positiva el Nombre Álef-Lámed-Dálet es un magnífico escudo contra el mal y todo tipo de energías negativas (Attá Guibbór LeÖlám Ado-nái). En la cábala se usa este Nombre para sellar el norte. AGLA es un Nombre de Guevurá, sobre todo las que nos vienen de la maledicencia y envidias ajenas – el llamado mal de ojo – que rebotan en su aura. A veces ocurre que pruebas o cambios repentinos (Jojmá) aparecen en nuestras vidas. Su finalidad es hacernos cambiar en el sentido de la sabiduría. Aladi´áh nos da los medios para transformar estas situaciones como una oportunidad para elevarnos hacia nuestra naturaleza superior. Podemos pedir a Aladi´áh que nos de la gracia y la fuerza necesarias para experimentar el divino nacimiento y manifestar en nuestras vidas diarias, como benefactores, nuestra divinidad.

Recitamos la segunda berajá de la Ämidá:

“ATTÁ  GUIBBÓR  LEÖLÁM  ADO-NÁI, MEJAIÉ  METÍM  ATTÁ, RÁV  LEHOSHÍÄ, (entre Pésaj y Sheminí Ätzéret: MORID  HATTÁL. Y desde Sheminí Ätzéret a Pésaj: MASHSHIV  HARÚAJ  UMORID  HAGGÉSHEM), MEJALKÉL  JAÍM  BEJÉSED, MEJAIÉ  METÍM  BERAJAMÍM  RABBÍM, SÓMEJ  NOFELÍM, VEROFÉ  JOLÍM, UMATTÍR  ASURÍM, UMKAIÉM  EMUNATÓ  LISHENÉ  ÄFAR. MI  JAMÓJA  BÁÄL  GUEVURÓT  UMÍ  DOMÉ  LÁJ, MÉLEJ  MEMIT  UMJAIÉ  UMATZMÍAJ  IESHUÄ. VENE´EMÁN  ATTÁ  LEHAJAIÓT  METÍM. BARÚJ  ATTÁ  ADO-NÁI, MEJAIÉ  HAMMETÍM”.

“Tú eres poderoso por toda la eternidad, mi Señor, Tú eres quien resucita a los muertos y eres abundante para salvar. (entre Pésaj y Sheminí Ätzéret): [Él hace descender el rocío]. (Y desde Sheminí Ätzéret a Pésaj): [Él hace soplar el viento y caer la lluvia]. Sustenta a los vivos con bondad, resucita a los muertos con gran misericordia, sostiene a los caídos y cura a los enfermos, libera a los prisioneros y mantiene su fidelidad para los que duermen en el polvo. ¿Quién es como Tú, Señor de hechos poderosos? ¿Y quién se te asemeja, Rey que causas la muerte y haces vivir, y haces florecer la salvación? Y Tú eres fiel para resucitar a los muertos. Bendito eres Tú, Señor, que resucitas a los muertos”.   



Comentarios

  1. Shalom Qué maravilla la recitación de la segunda beraja de la amida

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  2. Gracias por esta información d conexión espiritual.Shalom

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  3. muchas gracias, gracias gracias gracias, hecho está

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