PARASHÁT SHEMINÍ: KOL ISRAEL ÄREVÍM
ZÉ BAZÉ (“Todo Israel es responsable el uno por el otro”)
Por Kabbalah y Torah
La Parashá Sheminí narra la muerte
de los hijos de Aharón, el cual sucedió en el octavo día, Rosh Jódesh Nisán,
nada más ni nada menos el día que se creó el mundo. (Maséjet Rósh HashShaná
10b, 11b, 27a).
La Guemará en Meguil´lá (10b) nos
dice que todo lugar donde está escrito Vaihí (“y sucedió”) es Lashón Tzaär
(sufrimiento). El Pueblo de Israel vivió el trágico e irreparable suceso de la
muerte de los dos hijos de Aharón HakKohén (Nadáv y Avihú), quienes presentaron
un fuego de manera impropia y fallecieron frente al Señor.
Nos dice el Báäl HatTurim (Iaäkóv ben
Harósh), sobre el Pasúk de Vaikrá/Levítico 10:6: “VAAJEJÉM KOL-BÉT
ISRAÉL IVKÚ ET-HASSEREFÁ - Y sus hermanos, todo el
Pueblo de Israel, llorarán el incendio”), o sea Hakol Naäsím Kerovím, “Somos
una sola familia unida en el dolor ajeno”.
Nos dice la Guemará en Shabbát (25b)
que todo aquel que llora por un Talmíd Jajám que se va de este mundo, o por
cualquier Iehudí, se le perdonan todos sus pecados, porque cada judío se
considera un Bét HamMikdásh.
La Guemará en Ketubót (23b) nos
relata que cuando murió Rabbénu HakKadósh salió una voz del cielo y dijo: “Todo
aquel que estuvo presente en la levaiá (funeral) de Rabbí Iehudá HanNasí está
invitado al Ölám Habbá (Mundo Venidero)”.
Cuando murió Aharón HakKohén (quien
amaba y perseguía la paz), fue llorado por todo el Pueblo de Israel.
Aun en vida, ya había 80.000 niños
que llevaban su nombre, pues además de su cualidad de buscar la paz, las madres
de Israel nombraban a sus hijos en su honor, ya que habían nacido gracias a que
él intercedió en favor de su Shalóm Báit (paz en el hogar).
(Mishkenót Shimön)
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