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Por Kabbalah y Torah en Expansión
Para un ‘Jasid’ (“piadoso”), cada
una de las respuestas en la oración congregacional -como ‘AMÉN’ [a las
bendiciones], o ‘AMÉN IEHÉ SHEMÉH RABBÁ’
[al Kaddish] o ‘BARUJ HU UVARUJ SHEMÓ’ [después del Nombre de Di-s en una
bendición]- es una cuestión de consecuencia cósmica.
Un Jasid debería ser (y de hecho lo
es) sensible al significado de las palabras ‘E´L MÉLEJ NE´EMÁN’ (“Di-s, Rey Fiel”), que son el alma
de la palabra ‘AMéN’. De la misma manera, un Jasid debería (y de hecho lo hace)
sentir e identificarse con el significado interno de las palabras: ‘BARUJ HU UVARUJ
SHEMÓ’ (“Bendito sea Él y Bendito sea Su
Nombre”).
El nivel de Divinidad, la ‘Or En Sof’
(“Luz Infinita de Di-s”) que se significa en esta frase por ‘HU’ (“Él”) es el
mismo que el nivel trascendente de Divinidad significado por ‘HU’ en otra frase:
‘ATTÁ HU HAVAIÁH
LEVADEJA’ (“Tú eres HaShem solamente”). Cuando en la primera mitad de la
frase anterior (‘BARUJ HU…’) usamos la
raíz ‘Beraj’ para significar “atraer hacia abajo” y hablamos de atraer a la
Divinidad hacia este mundo, estamos hablando del mismo nivel trascendente de
Divinidad significado por la primera mitad de la última frase: ‘ATTÁ HU’ (“Tú eres”), que se refiere a la esencia
misma del Luminario Mismo. Y en la segunda mitad de la frase anterior (‘UVARUJ SHEMÓ’), el Nombre al que se hace referencia
es el Santo Nombre de 4 Letras que significa Divinidad en el estado prístino
que precede al ‘Tzimtzum’ (“restricción”).
Además, al meditar sobre las ideas
anteriores sobre ‘BARUJ
HU UVARUJ SHEMÓ’, un Jasid
comprende que, en última instancia, la reducción de los niveles de Divinidad
significados por los términos ‘HU’ y ‘SHEMÓ’ supera el estado distante y etéreo
denotado por la frase: ‘ATTÁ HU HAVAIÁH
LEVADEJA’ (“Tú eres HaShem solamente”), en el que los niveles de
Divinidad conocidos como ‘HU’ (“Él”) y ‘HAVAIÁH’
(“El Santo Nombre de 4 Letras”) están solos, por así decirlo, y no se
relacionan hacia abajo con el Universo creado.
La Jasidut debe estudiarse con
intensa dedicación, debe tomarse en serio. Quienes estudian Jasidut con la
mente en sí mismos y con profunda concentración comprenden la diferencia entre
el ‘Tzimtzum Álef’ (“la primera restricción”) de la Luz Infinita de Di-s y los ‘Tzimtzumim’
(“restricciones”) subsiguientes que ocurren dentro de la progresión descendente
en forma de cadena de los Mundos Espirituales. Mientras que los últimos Tzimtzumim
reflejan un proceso de disminución, el Tzimtzum Álef representa una retirada
completa. La luz que irradia después del Tzimtzum Álef no es meramente
cualitativamente inferior a la luz que se había difundido previamente, sino que
es completamente diferente en su tipo. Después de cada uno de los otros Tzimtzumim,
por el contrario, la naturaleza de la luz sigue siendo la misma, excepto que
disminuye tanto cuantitativa como cualitativamente.
La ‘Kavvaná’ (“intención”) de HaShem
al producir el Tzimtzum Álef es que las almas de Israel, al servir a HaShem a
través de la Torá y las ‘Mitzvot’ (“Mandamientos”), en última instancia
atraigan hacia abajo la ‘Or En Sof’ (“Luz Infinita”) trascendente que irradia
en el estado prístino que precede al Tzimtzum, y lo infundan en el estado
atenuado de revelación que existe después del Tzimtzum. Este modo de servicio
divino refleja la superioridad antes discutida del nivel de Divinidad orientado
hacia abajo representado por la frase: ‘BARUJ HU UVARUJ SHEMÓ’ (“Bendito sea Él y Bendito sea Su Nombre”), sobre el nivel separado
y trascendente de Divinidad representado por la frase: ‘ATTÁ HU HAVAIÁH LEVADEJA’ (“Tú eres HaShem solamente”).
Porque la última frase representa la ‘Or En Sof’ antes del Tzimtzum tal como
existe en su propio territorio, sin difundirse. La primera frase, por el
contrario, representa la extensión descendente de este mismo nivel de luz (es
decir, la ‘Or En Sof’ en su estado no silenciado antes del Tzimtzum, como
aluden ‘HU’ y ‘HAVAIÁH’) hacia el estado inferior del ser que sigue al Tzimtzum.
Todo esto se logra mediante ‘Ävodat
HaShem’ (“el servicio al Creador”) del Pueblo de Israel, que recita firmemente y
con devota concentración la respuesta:
BARUJ
HU UVARUJ SHEMÓ
“Bendito sea Él y Bendito sea Su
Nombre”
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