SHEM 56 – DISIPANDO LA IRA
- פוי
Vocalización: Peví (Moshé Cordovéro); Pe/Va/Yo (A. Abulafia,
vocal natural de cada letra).
Valor numérico: 96
Ángel portador del Nombre: Poiel. Valor numérico: 127
“Porque HaShem tiene contentamientos en su pueblo;
hermoseará a los humildes con la salvación”.
(Tehilim/Salmos 149:4)
“Sostiene HaShem a todos los que caen y levanta a todos los
que son derribados”. (Tehilim/Salmos 145:14)
Significado: Yesod de Netzaj. Entramado instintivo y emocional,
quizá subconsciente. Pei es boca; Vai, es una expresión de dolor (¡ay!). El
Nombre significa sacar a luz lo que está dentro de nosotros, quizá nuestras
verdaderas motivaciones; descargar nuestro subconsciente. De hecho la raíz
Vav-Yud-Dalet, significa confesar, y Pei, como decimos es boca. Hacer Vidui es
confesar las culpas en el sentido convencional del término. Por otra parte, Pei
es la letra de Marte, lo cual refuerza el significado anterior. Citando de El
Camino del Árbol de la Vida, a propósito de la letra Pei:
“Llega un momento que la conciencia espiritual se halla tan
embotada que no podemos reconocer el poder de las Klipot [las Cáscaras; nombre
que se da a las fuerzas de la negatividad] sobre las estructuras de la
personalidad. Se manifiesta en toda serie de pensamientos negativos, temores
inconscientes, preocupaciones, estados de depresión, ansiedad, conducta
compulsiva, reacciones incontroladas, dependencias y adicciones. A veces la
persona se aferra a un conjunto de ideas profundamente erróneas sobre sí y el
mundo, o a unas pasiones – poder, sexo, dinero – que le dominan por completo,
sin que eso le suscite el más mínimo problema. Tan acostumbrados estamos a ese
estado de cosas que lo consideramos completamente normal. Estamos instalados en
la autocomplacencia y en la comodidad y, creyéndonos reyes, somos víctimas.
Con la caída del hombre [Nefilá; ver el versículo del salmo 145],
éste, en vez de ser dueño de su lenguaje – su más preciado instrumento – es
poseído por él. Esta es la espada del Keruv, la que daba vueltas (Hamithapéjet;
de la raíz Hei-Kaf-Pei) – la rueda del pensamiento que gira sobre sí misma sin
fin – para bloquear el camino al Árbol de la Vida e impedir el acceso de la
negatividad al dominio de la Kedushá [Santidad. Nombre que se da a la energía
positiva] Y este conocimiento es fundamental, porque al mismo tiempo la
verbalización es la parte de nosotros mismos a la que tenemos acceso y sobre la
que podemos actuar. Todo nuestro psiquismo inconsciente debe hacerse lenguaje
consciente, e incluso palabra expresada y exteriorizada. Esta es la base de
muchas técnicas de psicoterapia (psicoanálisis, etc.) y también de meditación,
como la Hitbodedut de rabí Nájman de Breslov, que consiste en expresar en
diálogo interior todo nuestro psiquismo ante Di-s. También la confesión es un
ingrediente esencial del arrepentimiento o Teshuvá, palabra que en hebreo
significa Retorno y que, en esencia, se refiere al retorno del alma a su fuente
en Biná, que es su auténtica terapia y su verdadera cura.” Es necesario pasar
por el subconsciente para alcanzar el superconsciente. De hecho, ambos están
conectados; corresponde al sendero Yesod – Netzaj (una de las resonancias de
este Nombre). Después de la confesión y la descarga podemos acceder a la
comunicación con el superconsciente (también Vav es Tiferet y Yud Jojmá y
Maljut, las sabidurías superior e inferior. Pei es comunicación). El Nombre
Pei-Vav-Yud se usa así para la guía interior. Su valor numérico es 96 (Pei 80,
Vav 6 y Yud 10), el mismo que la expresión Sod Y´HVH = 70 + 26 = 96). Sod es
“secreto”, pero también significa “intimidad” y “consejo”. Así, en encontramos
el versículo de Salmos 25:14: “Sod Y´HVH Liréav UBritó LeHodiam”, que se
traduce como: “El secreto (o Consejo) de Y´HVH es de quienes le temen y su
alianza háceles saber”, o más literalmente: “El Consejo (o Secreto) de Y´HVH es
para los que le temen y su pacto es para hacerles conocer”.
Otro Nombre Divino de valor 96 es E´l Ado-nai, que según la
tradición rige sobre el mundo de Asiá, el plano físico-etérico. Por eso se dice
que la luz del Nombre Pei-Vav-Yud, directamente o por la mediación del ángel
Poiel, concede todo lo que se le pide.
Para obtener guía interna, el procedimiento concreto sigue
la forma usual de meditación que ya tenemos trabajada: Centración, relajación
profunda, visualización en el firmamento de las letras del Nombre Pei-Vav-Yud
(o bien E´l Ado-nai, o incluso Sod Y´HVH) vibrando internamente con fuego
blanco e irradiando luz blanca y concentración en las letras hasta que llenan
todo el campo de visión. Entonces formulamos de la forma más exacta posible la
pregunta o el problema sobre el que deseamos guía. Visualizamos la cuestión con
el máximo detalle, tanto en sí misma como en su contexto, incluyendo imágenes y
sonidos si son relevantes, personas involucradas, etc. Después elevamos la
pregunta hasta el Nombre, envolviéndola con su luz, y quedamos a la espera de
la respuesta, posiblemente por medio de las letras. (Puede ser que uno tenga la
sensación de que las letras le hablen, o que sufran transformaciones en
determinado tipo de seres angélicos, o que simplemente se abran a modo de
puerta o cortina que se corre, permitiéndonos ver más allá). Ésta puede ser
inmediata (o incluso producirse durante la misma formulación. No hay tiempo ni
orden lineal en los grados espirituales) o dilatarse en el tiempo, apareciendo
de golpe incluso en días posteriores (o en un sueño). Como ya hemos dicho, lo
más probable es que la respuesta consista en una inspiración interna, tipo “voz
interior”, no muy diferente del propio tren de pensamientos. También puede
tener un alto grado de componente visual. Eso depende de cómo sea el propio
Yesod del individuo. Para concluir, como siempre, agradecemos y compartimos la
luz recibida, siempre canalizando positividad hacia el entorno. En este tipo de
ejercicio es particularmente importante llevar un registro escrito sobre la
experiencia, siendo precisos en cuanto a contenidos, temporalización, etc. De
este modo podemos poner a prueba con facilidad nuestras inspiraciones internas.
Para transmutar estados negativos, de ira, depresión, ansiedad, descontrol,
etc. meditar de la misma forma en el Nombre Pei-Vav-Yud y llenarse de su luz,
de forma que la negatividad desaparece por su propia incompatibilidad con la
luz. Se puede utilizar un recurso: Primero verbalizar, dando forma precisa y
nombre a nuestro estado. Después hacer una representación o un símbolo, aunque
sea la propia palabra que designa a nuestro estado, proyectar en él toda la
carga negativa, e introducirlo en un hexagrama de luz (la Vav = 6 del Nombre).
Sobre él desciende la energía de la Pei en forma de rayo relampagueante, que al
impactar sobre la palabra o símbolo, produce un estallido de luz. La cáscara
cae y la chispa de luz encerrada queda liberada, convirtiéndose en la semilla
del nuevo estado positivo (la letra Yud del Nombre). Tener en cuenta en todo
esto que las letras son Inteligencias: Conciencias/energías de altísima
vibración espiritual, ya que son la plasmación primera del Pensamiento Divino,
que por su intermedio se conforma en Palabra.
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