PLEGARIA DEL ESPOSO POR SU MUJER EN EL SÉPTIMO MES DEL
EMBARAZO
Es muy bueno que el marido recite esta plegaria cuando su
mujer comienza el séptimo mes del embarazo. También cualquiera de sus
familiares puede rezar por ella, y en ese caso, en lugar de decir “mi esposa”
debe decir “la mujer…”.
Que sea Tu voluntad, HaShem, Di-s mío y Di-s de mis padres,
que disminuyas el dolor del embarazo de mi esposa (………………………hija de…………………………)
y le des fuerzas todos los días del embarazo para que ni ella ni el feto se
debiliten de ninguna forma. Sálvala del decreto de Javá a quien Tú castigaste
diciendo: “Yo incrementaré enormemente tu dolor y tu embarazo; con dolor darás
a luz”. Y cuando llegue el momento del parto, que pueda dar a luz fácilmente, y
que el bebé nazca rápido y fácilmente, sin que ocurra ningún daño para ella o
para él. Que nazca en buena hora y con buena suerte, para la vida, la paz y la
salud, para la gracia y la benevolencia, para la riqueza y el honor. Que mi
esposa (……………………..hija de……………….) no dé a luz en Shabat, para que no se
necesite profanar el Shabat por ella. Otórgale los anhelos de su corazón con
bondad, salvación y misericordia, así como lo haces con toda persona del pueblo
de Israel que necesita de misericordia. No hagas que vuelva vacío de ante Ti.
Amén, por siempre.
En tu mano se encuentra la llave de la vida, y ésta no fue
entregada a ningún ángel. Es por eso que te pido que recuerdes Tu misericordia,
HaShem, y Tu benevolencia. Tú, Quien deseas la vida, para recordarla para la
salvación y la misericordia, y que ella dé a luz con alivio una descendencia
duradera y sagrada, como dijo David en los Salmos: “Desde la estrechez he
invocado a Di-s, y me ha respondido con holgura. HaShem está conmigo, no
temeré; ¡qué podrá hacerme el hombre?...”. Quien escuchó la plegaria de David
cuando tenía sufrimiento, escuchará mi plegaria. Y así como le respondió a
nuestras sagradas matriarcas Sará, Rivká, Rajel, Leá y Janá, junto con todas
las mujeres justas, piadosas y devotas. Él le responderá a ella. Amén. Que sean
gratas las palabras de mi boca y los pensamientos de mi corazón ante Ti,
HaShem; mi Hacedor y mi Redentor.
Para el menatzeaj, un salmo de David. HaShem te responderá
en día de aflicción; el Nombre del Di-s de Yaakov te fortalecerá: Él enviará tu
ayuda desde su lugar sagrado y desde Tzión te asistirá. Él recordará todas tus
ofrendas y aceptará tu sacrificio por siempre. Te concederá los deseos de tu
corazón y cumplirá todas tus aspiraciones. Cantaremos por Tu salvación y en
Nombre de nuestro Di-s prevaleceremos; HaShem cumplirá todos tus anhelos. Ahora
yo sé que HaShem salva a Su ungido; Él le responde desde los Cielos de Su
santidad con el poder victorioso de Su diestra. Algunos confían en las carrozas
y otros en los caballos, pero nosotros invocamos el Nombre de HaShem, nuestro
Di-s. Ellos se han postrado y han caído, pero nosotros nos hemos levantado y
nos mantenemos erguidos. ¡HaShem, sálvanos! El Rey nos responderá el día que lo
invoquemos.
(“Derej Yeshará” y “Yimtzá Jaim” de Rabí Jaim Palaggi)
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